12 de julio de 2012

veintiocho


Bueno, la manecilla de los años va lento, pero en algún momento llega el momento en que hace ‘tic’ y hay una fiesta, pasa de 27 a 28, como ahora, y vale la pena ver que pasó mientras tanto.
Mis 27 años empezaron con una fiesta, de la cual solo recuerdo el “seminario”, el resto, por lo visto, pasó al olvido, eso no hace que no haya “valido la pena”, pero… hace ver que lo del seminario, fue algo especial. Gonzalo habló del ninja, Mariela habló del castillo, Facundo del faso, Mariel habló de adorno, yo no hablé, pero tomé vino, que trajo facu.
Haciendo memoria, fuimos a lo de Paula y jugamos Team Fortress, viciamos muuuucho rato.
Yo estaba terminando la carrera, estaba rindiendo seminario… veo los mails de esas épocas y casi lloro… no había caído en la cuenta de que hace un año, me parecía mucho más lejano, como de otra era. En ese momento mi eje era la facultad, mis pesares tenían que ver con los docentes, con hacer el trabajo, con recibirme, ahora lo siento tan lejano.
Blue Lemon estaba naciendo, estábamos intentando cobrar lo de representaciones, nunca nos salió lo de cobrar, estábamos empezando la única aplicación “no tan buena” que hicimos.
Después me recibí, ante la incredulidad de todos los docentes, que no daban un peso por que eso llegara a ocurrir alguna vez y volví a hacer una fiesta, esta vez más multitudinaria (recordando 8 años de sufrimiento) comimos comida muy rica e hice un poco más largo el deshonroso acto de pedir dinero. La fiesta estuvo muy buena, la comida estuvo genial (fue bondiola) y la gente la pasó muy bien. Yo hoy, no puedo evitar pensar, que todo eso tuvo algo de casualidad.
Después la vida siguió, yo seguí en el BAPI bastante tiempo más, Rafa se fue a Mar del Plata, Mariel se puso a estudiar a Foucault y yo intenté ponerme todo ese tiempo que (creí ingenuamente) ahora si tenía, porque no tenía que estudiar esas materias de mierda.
No tuve tanto tiempo, pero algo más hubo, porque ahí mi código se hizo más lindo y aprendí un montón, pero ni por un segundo sentí que tuviera más tiempo. Quien sabe, quizás si hubo más tiempo, ahora que lo miro en retrospectiva. Aprendí mucho, eso si.
Ahí por un tiempo, hice más deporte, ya venía con el fulbito, y agregué el gimnasio, estuve muy bien con eso.
Se mudó Andrés, se mudó Gonzalo, fui a las respectivas casas, pero menos de lo que hubiera querido, estuve muy enganchado con la compu y le dejé de dar bola a casi todo lo demás. Empecé la carrera de Ingeniería en sistemas un tiempo antes de inscribirme, ahora que lo veo desde otro lado, fui a un par de clases aisladas, hice un curso de bases de datos en Stanford, después, me inscribí en UTN.
Pero uno se pregunta como llegó a donde llegó y la respuesta suele ser la misma “de a poco”. Una perdida de contacto con amigos, una desconexión muy grande, tuvo sus frutos a la larga, ya a principio de 2012, había perdido mucho contacto con todo el mundo y cuando me juntaba con alguien tenía que remarla, porque no sabía de que hablar. Dejé el gym, perdí el futbol y perdí una parte del lenguaje del resto de los mortales. De a poco me fui intentando reincorporar, y como siempre, lo insoportable es que también se sale “de a poco”, así que anduve en eso desde principios de este año hasta ahora.
Por otro lado, me puse seriamente a aclarar mis proyectos a largo plazo, y aunque no escribí casi nada, escribí y hablé mucho más sobre mis proyectos que otros años, leí el texto que me recomendó Mariel y seguí algunos pasos, me ayudó mucho. Después leí Focus que también me enganchó, y logré llevar a la práctica muchas cuestiones y sacarme bastante la locura que venía llevando.
Si de viajes se trata, mis viejos se pasaron bastante, unos se fueron a ecuador o a las canarias, o esas islas caribeñas y la otra se fue Europa. Nosotros, en cambio, nos fuimos a Villa Urquiza y la verdad que fue un logro, porque la pasamos bien, y somos gente muy difícil, así que es un logro. Los días en la playa, el agua, el barro, las caminatas eternas, el helado, el juego de las cartitas, las mañanas no me las acuerdo bien. Pero no me acuerdo de las peleas eternas, no me acuerdo de las caras de ojete, así que me parece que algo nos salió bien.
Empecé la facultad con el pie derecho, me recordó mis primeros años de facultad, cuando las materias eran fáciles, cuando no entendía por qué a los otros les costaba tanto.
Bueno, como ya saben, esta historia, no tiene un final… terminó en el párrafo anterior.

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