31 de julio de 2013

Rutinas

Hoy estuve pensando en lo buenas que son las rutinas, a pesar de su mala fama, porque uno puede pensarlas, limarlas, adaptarlas de a poco. A eso se me ocurrió decirle optimizarlas. [1]
Hay si un problema, veo poca gente que se ponga a repensar su rutina y no puedo más que pensar por qué.
Mi primera idea es que esto tiene que ver con cómo se organiza el trabajo cosa que me hace acordar de una anécdota de hace un tiempo, cuando trabajé de administrativo en una escuela y a las 3:40pm termino el trabajo que me habían encomendado, así que pregunto ¿y ahora que hago? y me responden que a las 5pm hay que ordenar los partes. Entre medio no había nada... ahí entendí por qué el trabajo que yo había hecho en un rato, los otros lo hacían con muchas vueltas. ¿Para qué optimizar en ese contexto? [2]
Esa es mi primera hipótesis, que uno se acostumbra a no optimizar y así sigue el día a día.
La otra opción que se me ocurre ahora es que hacer el recuento es muy difícil o muy molesto y entonces uno lo esquiva o que simplemente como dijo Mafalda, lo urgente no deja tiempo para lo importante.

 [1]: Viene a mi cabeza ahora que la optimización estaba en mi cabeza en forma de profesión cuando era chico.
 [2]: Uno podría pensar que si termina antes, puede ponerse a leer o hacer algo útil, pero no es así, porque el ambiente no lo permite en lo más mínimo.